miércoles, 6 de marzo de 2013

Crítica: The Master (Por Juan E.Tranier)


Freddie Quell (Joaquin Phoenix) acaba de volver de la guerra (la Segunda Guerra Mundial, para ser exactos) y le está costando reinsertarse en la nueva sociedad norteamericana de consumo. Estuvo en el mar, combatiendo y desarrollando un particular vicio por el alcohol y los cocteles a base de peculiares ingredientes, como pueden ser gasolina y solventes de todo tipo. También desarrolló (o ya tenía) una fijación sexual malsana. En su derrotero encuentra a Lancaster Dodd (Phillip Seymour-Hoffman) en otro barco, en este caso un yate de placer y relajo, y no de guerra. Dodd es un incipiente orador de un nuevo tipo de culto filosófico-religioso con ciertos toques de autosuperación. Dodd toma a Freddie como su protegido e intenta encaminarlo, creando un vínculo entre ambos muy particular, llegando a enfrentarse a su propia familia.
Esta es la sinopsis básica de The Master(2012), sexta película de Paul Thomas Anderson (de aquí en adelante PTA), que afortunadamente es muchísimo más compleja que lo que parece en su superficie. 
En mayor o menor medida, en todas las películas de PTA siempre hay un individuo que lucha por insertarse o no quedar en los márgenes de la sociedad, esto ocurría con el personaje de Mark Wahlberg en Boogie Nights (1997), en Embriagado de Amor (Punch-Drunk Love, 2002) con Adam Sandler, en Petróleo Sangriento (There Will Be Blood, 2007) con Daniel Day-Lewis, o cualquiera de los personajes de Magnolia (1999). La lucha bien puede darse contra el entorno pero en general son luchas internas, consigo mismos. Criaturas desbordadas, indefensas e inestablesemocionalmente, temerosas y  a la vez peligrosas. Todos contienen cierto germen violento dentro de sí mismos.
Ya desde el principio de The Master se percibe a Freddie como una bomba de tiempo, un manojo de nervios apretados, sin válvula de escape aparente o que no esté en el alcohol o en el sexo. Pero la película no solo trata sobre estos personajes, es también un fresco generacional sobre el comienzo de la década del 50, momento de posguerra y comienzo del american way of life, es un relato existencialista y político. El discurso que les dan a los soldados cuando el conflicto ha finalizado es ejemplo de esto: la cámara recorre estos jóvenes rostros golpeados, maltrechos psicológicamente, destruidos, mientras la voz en off les dice que es hora de volver y recomenzar, que pueden instalarse y poner una ferretería, un taller, servicio técnico, lo que quieran; nada más lejos de lo que estos muchachos pueden hacer.
En este contexto se explica (o no) el vacío y la desesperación de Freddie, que deambula escapandode sí mismo, hasta que se topa con Dodd. La polémica que acompañó a la película era que se trataba de una biografía no autorizada de L. Ron Hubbard, artífice y creador de la Cienciología, culto que se desarrolló en la costa oeste norteamericana y el cual profesan varios artistas hollywoodenses y mucha gente poderosa y bien acomodada. Rápidamente este detalle es echado por tierra ya que la película pasa a centrarse en otra de las constantes del cine de PTA: las relaciones paterno-filiales. Dodd adopta a Freddie apenas lo conoce, se siente atraído hacia él. Lo explica con un breve ejemplo sobre el matrimonio durante el casamiento de su propia hija: hay un dragón gigante, con dientes afilados, fuego en la boca, y el matrimonio (o lo que pretende hacer Dodd sobre Freddie) es un lazo, una correa, y ahora le va a enseñar a caminar, a girar y a hacerse el muerto.
Hay un claro contraste entre Freddie y Dodd, pero de a poco vamos viendo como las diferencias se vuelven borrosas, ambos son seres extraviados, desesperanzados y violentos, y necesitan una guía o alguien con mano firme que les indique el camino. Aquí es donde entra el personaje de Amy Adams, Peggy, que en apariencia para la sociedad es la dócil y callada mujer de Dodd, pero que en la intimidad se revela muchísimo más oscura y en control de la situación. Sabe que estos hombres perdidos son débiles y propensos a caer en la tentación y ella lo usa a su favor. La escena en la que ella masturba a su marido en el baño mientras le ordena que deje de beber y que encamine de una buena vez a Freddie es perturbadora y esclarecedora. Ambos necesitan una figura materna, que en el cine de PTA nunca está: la estrella porno  y su director en Boogie Nights, Tom Cruise y Jason Robards en Magnolia, el magnate del petróleo y su hijo sordomudo en Petróleo Sangriento. Se establecen vínculos que no son necesariamente biológicos, por lo que las relaciones son ambiguas, hay amor fraternal pero también subyace una atracción homoerótica.
El otro punto fuerte de la película son los climas, las atmosferas que crean PTA y su extraordinario director de fotografía Mihai Malaimare Jr. que deciden contar la historia desde un punto de vista extraño, desde la visión ebria de Freddie, hay saltos temporales y elipsis raras, los ambientes son opresivos y difusos, las imágenes intoxicantes. El refuerzo es la música de Jonny Greenwood, guitarrista de Radiohead, que no acentúa ningún momento de forma obvia, proponiendo pasajes sonoros inusuales, con sonidos metálicos y percusivos, y aunque es algo machacosa es fundamental para remarcar el estado embriagante del film.
El cine de PTA es deudor de la tradición del nuevo cine americano de los 70s, especialmente de Scorsese y Kubrick, en planos estilizadísimos, escenas planificadas milimétricamente, movimientos de cámara híper calculados, pero a la vez, en retratar a personajes desesperados en contextos político-sociales puntuales. Un cine de autor, desmesurado, enorme, épico y personal hecho desde el corazón de Hollywood, no hay muchos como él, a no perdérselo.


Ficha técnica:

The Master, 2012, 144’, USA, TWC / Annapurna Pictures
Dirección: Paul Thomas Anderson
Guión: Paul Thomas Anderson
Producción: Paul Thomas Anderson, Megan Ellison, Daniel Lupi, Ted Schipper, Jo Anne Sellar, Adam Somner
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Montaje: Leslie Jones, Peter McNulty
Arte: Amy Wells, Mark Bridges
Musica: Jonny Greenwood
Reparto: Joaquin Phoenix, Phillip Seymour-Hoffman, Amy Adams, Laura Dern