viernes, 29 de marzo de 2013

Recomendado del viernes: Efectos Colaterales (Por Juan E. Tranier)


La última película de Steven Soderbergh es la última película de su carrera. Al menos así lo viene anunciando el director. Sin lugar a dudas, Soderbergh es dueño de una de las filmografías más eclécticas, diversas y prolíficas del panorama actual hollywoodense.  Su primera película, Sexo, Mentiras y Video (Sex, Lies and Videotapes, 1989), lo puso en el foco de atención de la prensa especializada, que lo transformó en el nuevo wonderboy del cine independiente norteamericano y figura claveen los festivales de Sundance y Toronto. Pero rápidamente empezó a trabajar y a trabar amistad con las grandes mega-estrellas de Hollywood (George Clooney, Matt Damon, Brad Pitt, etc.) forjando una forma de producir sus propias películas dentro del sistema de estudios sin perder control sobre su obra (Soderbergh puede hacer la dirección de fotografía, operar cámara o la edición de sus propias películas). Soderbergh es capaz de ir de una producción independiente pequeña (The Limey, 1999; The Underneath, 1995; TheLast Time I Saw Michael Gregg, 2011) a un monstruo-tanque (Ocean’s Eleven, 2001; Ocean’s Twelve, 2004; Ocean’s Thirteen, 2007), o trabajar temas serios y comprometidos (Erin Brockovich, 2000; el díptico Che, 2008) hasta películas más superficiales y relajadas (la ya mencionada saga de La Gran Estafa; Out of Sight, 1998; Magic Mike, 2012), todo con un nivel de productividad poco usual (ha llegado a estrenar dos películas en el mismo año).
El estreno de Efectos Colaterales (2013), junto con el anuncio del retiro del director, generaron expectativa: así como el grueso de su obra es ecléctica, su calidad muchas veces es esquiva e irregular.
Efectos Colaterales bien puede funcionar a modo de resumen de la obra de Soderbergh: maneja un tema relativamente serio o de denuncia (en este caso, la industria farmacológica), mantiene ciertos rasgos livianos en las resoluciones, tiene un elenco multiestelar, y una clara identificación en su fotografía y montaje. Ahora bien, no necesariamente por mantener algunas constantes de su obra la convierte inmediatamente en una gran película. Tampoco en una mala, pero al terminar de verla se percibe un mal gusto, o al menos, un gusto a poco.
Emily (Rooney Mara, irreconocible desde su papel en La Chica del Dragón Tatuado) va en busca de su marido Martin (el bodoque de músculo puro Channing Tatum) que acaba de salir de prisión. Con el correr de los días Emily va mostrando un malestar cada vez más profundo, una depresión de la que ya tiene antecedentes y que podría llegar a provocarle daños a sí misma. Recurren entonces a la ayuda del Dr. Jonathan Banks (Jude Law, siempre unos tonos más arriba en su composición) que probará muchos medicamentos para levantar el estado anímico de Emily. Finalmente, al fallar todos, probarán con una droga en fase experimental que acaba de salir al mercado y que promete ser el medicamento definitivo para combatir trastornos bipolares, depresiones y demás. La droga en cuestión, Ablixa, cuenta con un fuerte apoyo publicitario y se puede ver su marca en colectivos, en las calles, en la televisión. El estado de Emily mejora dramáticamente y aquí ocurre el primer cambio importante en la trama: ocurre un crimen que bien puede haber sido causado por los efectos secundarios del Ablixa.
Hasta aquí el film suscribe al thriller y se mantiene fiel a sus reglas, el problema es que la constante sucesión de vueltas de tuerca o giros inesperados van haciendo inverosímil la trama. Los buenos no son lo que parecen ser, ya que tienen un background dudoso, como mínimo. Los malos quizás no sean tan malos y las victimas tal vez no sean lo que aparentan. Efectos Colaterales parece que quiere ir hacia el film de denuncia en torno de la industria farmacéutica, el uso irresponsable de drogas de curso legal por parte de doctores y pacientes, una crítica ácida hacia el monstruo símbolo del capitalismo que es la bolsa de valores, etc., pero (y este es un pero gigante) la película se frena y toma otra dirección totalmente diferente. Una que lleva a la historia a los pies del thriller psicológico de tintes eróticos, que bordea lo ridículo y lo grotesco en algunos personajes (Catherine Zeta-Jones).
En la critica que Luciano Monteagudo hace de la película en Página/12 (Click aquí) menciona que Soderbergh y Scott Z. Burns (habitual colaborador del director) juegan con cartas marcadas, al escatimar o presentar nueva información que al espectador le había sido vedada. Algo de esto que dice hay, y abunda. Incluso se llega a sobreexplicar todo en sendos flashbacks, creando serias falencias en el ritmo narrativo.
Dicho esto, Efectos Colateralessí mantiene la mayoría de los rasgos estéticos del director de Haywire y Contagion, una fotografía azul, gélida, montaje preciso, distante, una construcción de los personajes fría, que genera ambigüedad, y hasta la primer hora un ritmo atrapante y desconcertante.
Steven Soderbergh ha declarado que su renuncia al cine es definitiva para dedicarse al teatro, a la pintura y a la tv, lamentablemente su canto de cisne no estuvo a la altura de la obra, irregular, si, pero interesantísima y mucho más compleja que se lo se puede ver en su superficie.


Escrito por Juan E. Tranier para Escritos Circulares






Ficha técnica:


Side Effects, 2013, 106’, USA, Filmnation Entertainment / Open Road
Dirección: Steven Soderbergh
Guión: Scott Z. Burns
Producción: Sasha Bardey, Scott Z. Burns, Elena de Leonardis, Lorenzo di Bonaventura, Gregory Jacobs, Douglas Hansen, Michael Polaire, James D. Stern
Fotografía: Steven Soderbergh
Montaje: Steven Soderbergh
Arte: Rena DeAngelo, Susan Lyall, Nicki Ledermann
Reparto: Jude Law, Rooney Mara, Channing Tatum, Catherine Zeta-Jones