jueves, 27 de junio de 2013

El Gran Simulador (Por Juan E.Tranier)

“Cuenta la leyenda que un viejo mago perdió su mano derecha en plena fama. Se deprimió, enloqueció y maldijo a los dioses. Estos lo encerraron en una mazmorra que solo podía abrirse con la mano derecha. Pasaron muchos años hasta que un día su calabozo se abrió. El mago creyó que había sido perdonado, pero no. De la puerta colgaba una mano derecha, SU mano derecha, aquella que perdió y ahora regresaba desde sus sueños, desde sus recuerdos, a rescatarlo.” Esta historia la cuenta el mismísimo René Lavand al comienzo de El Gran Simulador, la nueva y extraordinaria película de Nestor Frenkel.
Entrar en el mundo del ilusionista (no le gusta que le llamen mago) es entrar en un espacio de juego, de engaño, de realidades falsas, para ser gratamente engatusados. Frenkel construye un relato tan plácido, tan diáfano, que uno desea que el film no termine jamás. Al contrario de lo que suele hacerse en los documentales que se concentran en unindividuo donde se intenta encontrar a la persona real detrás del personaje, Frenkel se propone profundizar y acentuar al personaje, dejando más y más dudas sobre la naturaleza del sujeto retratado. Tal es el caso en Buscando a Reynols (2004), la fascinante película sobre la indescriptible banda liderada por Miguel Tomasín. O en Construcción De Una Ciudad (2007) o en Amateur (2011), donde la historia de fondo (la misteriosa construcción y edificación de Federación en Entre Ríos) queda en segundo plano al revelarse los pintorescos personajes que el director va encontrando en el camino.
 El humor es un factor esencial en el cine de Frenkel, pues a partir de aquí pueden mostrarse aristas insospechadas de las personas/personajes, hallando pequeñas verdades (¿o pequeñas ficciones?) que modifican nuestra propia percepción sobre estos sujetos. Indagando en ellos nos seguimos perdiendo, entrando en espirales de mentiras placenteras, que nunca revelan los sentidos ocultos o la verdadera naturaleza de sus motivaciones creativas (el origen de Reynols, la mano derecha de Lavand). También, hay que decirlo, los personajes retratados saben mostrar su costado humorístico y explotarlo, para ejemplo ahí están René Lavand con sus trucos acompañados por relatos (aquel truco de las tres pelotitas y el cuento del chino Lin), sus definiciones acerca de la profesión ("Soy un experto en cartas, pero no soy mago. Ese es un término que confunde a la audiencia"o, la mejor "Si eso no es saber mezclar, no sé qué carajo es mezclar”) o sobre su propia personalidad ("Hay dos cosas que me molestan mucho: una, que me pidan autógrafos. La otra, que no lo hagan").
Pero el film no recurre únicamente al humor, sino que mantiene un tono nostálgico, contando en tiempo presente y en otoño (la estación nostálgica por definición) desde la cabaña que Lavand tiene en Tandil su vida actual, sus desplazamientos cotidianos por la ciudad y las pequeñas vicisitudes que lo acompañan a diario (visitas al médico, encomiendas que no llegan, llamadas telefónicas equivocadas).

Acompañado por su esposa, revive su carrera profesional, recibe a un joven discípulo y se le nota que disfruta ser retratado por la cámara, que le gusta ser escuchado y acaparar la atención. Y él sabe que también hay algo de cierre en esta película, que una vida entera dedicada a entretener a los demás está llegando a su ocaso, entonces aprovecha para que “la cámara implacable, que no deja mentir” lo filme como a uno de sus trucos, de forma parsimoniosa, para poder hacer una última ilusión: cuando creemos que estamos viendo la intimidad o al verdadero René Lavand, él desaparecerá completamente delante de nuestros ojos. Más lento no se puede hacer.



El Gran Simulador, 2013, 76’, ARG, VamosViendo Cine / PCA Unicen / Cinfin / Werner Cine
Dirección: NestorFrenkel
Guión: NestorFrenkel
Producción: Carla Martínez, Sofía Mora, Daniel Werner
Fotografía: María Laura Colasso, Guillermo Nieto, Diego Poleri
Montaje: NestorFrenkel
Arte: RomanMarotta
Música: Gonzalo Córdoba
Reparto: René Lavand, Nora Gómez, Rolando Chirico, Diego Santos